segunda-feira, 16 de agosto de 2010

Viçosa, Uruguai e a EBD na IPA

O que há em comum Viçosa- MG, Punta del Este, no Uruguai e a escola Dominical da minha igreja (que, por sinal, frequento há 18 anos)? Vou-lhes dizer o que há.
Deus falando a mesma coisa para mim. O mesmo discurso. A mesma resposta às minhas orações. O mesmo desafio. A indicação da mesma decisão e consequentemente direção que preciso tomar.

Gosto muito de um autor de ficção cristã chamado Frank Peretti, muito conhecido pela dupla "Este mundo Tenebroso" e "Este Mundo Tenebroso 2".A fala que me recorro é a fala de um personagem secundário no livro "O profeta", a tia do personagem principal do livro dizendo mais ou menos assim:

"Quando Deus fala com você, é como o livrinho de João: doce ao paladar e amargo ao estômago. Você fica contente: que bom, Deus falou comigo! Que bom, Deus está me convidando para participar da sua obra!! Mas, logo depois que Deus fala e que você assumiu o compromisso, você se dá conta da tarefa que tem que fazer e do quanto você é incapaz de realizá-la". E de fato, é assim mesmo: os sonhos de Deus são do tamanho dEle e, para sermos seus cooperadores na tarefa, precisamos depender dEle e nos ajustar à Ele, não o contrário.

Sei que não estou pronta para o desafio que Deus me deu. E se a coisa dependesse de mim, nunca estaria. Mas aprouve a Deus a chamar as coisas loucas desse mundo, já dizia Paulo, para envergonhar as sábias. Estou no processo de deixar de ser "sábia" (para o meu padrão, o padrão das demais pessoas) para me tornar "louca o suficiente" para atender ao chamado de Deus, tão claro, que tem se repetido independente do Estado ou país em que me encontro.

Enfim... que Deus me ajude. Ou talvez: que eu me deixe ser ajudada por Deus.

Considerações sobre a oração (em Espanhol)

Recebi de um amigo esse trecho de um livro de um cardeal guatemateco da teologia da libertação; Achei por bem publicar em meu blog, para reflexão e discussão.


La Oración

La oración es algo natural e n el hombre, como hablar, o suspirar, o mirar, o como el latir del corazón enamorado; y en realidad es una queja y un suspiro y una mirada y un latido enamorado. Es algo natural en el hombre y es un instinto, pero el hombre con su naturaleza caída tiene que aprenderlo de nuevo, porque es un instinto olvidado.

La oración no es mas que establecer contacto con Dios. Es una comunicación con Dios, y no necesita ser con palabras ni aun con la mente. Uno puede comunicarse con la mirada, o la sonrisa o los suspiros, o con los actos. Fumar puede ser también oración, o pintar un cuadro, o mirar el cielo, o beber agua. De hecho todos nuestros actos corporales son oración. Nuestro cuerpo formula un aporfunda acción de gracias en sus entrazas cuando sediento recibe un vaso de agua. O cuando en un día de calor nos zambullimos en un río fresco, toda nuestra piel canta un himno de acción de gracias al Creador, aunque esta es una oración irracional, que puede ser sin nuestro consentimiento, y aún a veces a pesar nuestro. El trabajo es una oración existencial…

...Dios nos envelve por todas partes como la atmosfera. Y como la atmósfera está llena de ondas visuales y sonora pero nosotros no podemos verlas ni oírlas si no las sintonizamos por los canales debidos, así también estamos rodeados por todas partes de las ondas de dDios pero no podemos percibirlo a Él si no lo sintonizamos por los canales debidos. Quien vive solo en el mundo de las percepciones sensibles no puede captar estas ondas de Dios…

...La razón por la cual la gente no suele experimentar la presencia de Dios es porque estamos acostumbrados a que toda experiencia nos venga de afuera, y esta experiencia es de adentro. Estamos volcados hacia el exterior, pendientes de las sensaciones de afuera, y entonces se nos pasan inadvertidos los toques y las voces de adentro.

Creemos que si Dios nos hablara sería con una voz material, que nos entrara desde afuera por los oídos.

O uno cree que esa presencia es uno mismo, y no reconoce Su presencia dentro de uno. No sabemos que en el centro de nuestro ser no somos nosotros sino Otro. Que nuestra identidad es Otro. Que cada uno de nosotros ontológicamnete es dos. Que encontrarnos a nosotros mismo y concentrarnos en nosotros es arrojarnos en los brazos de Otro.

Nosotros estamos buscando siempre ese abrazo, pero equivocadamente, proyectándonos hacia afuera. Oímos la voz irresistible del amado lamando desde adentro, y creemos que está silbando afuera.

Y Dios está en todas partes, aún en Broadway, pero su voz solo se oye en el silencio.

&n (Vida en el amor, Ernesto Cardenal)